5/4/13

Un sueño lo comienza todo.


Reconozco mi culpa, reconozco mi egoísmo, reconozco que durante muchos años de mi vida he entendido el mundo de una manera poco Zen, no he tenido en cuenta al YO universal. Siempre había creído que el Yo era ese tipo que ya tiene una cana en la barba y que de vez en cuando me asusta en los espejos de mi casa. Estaba muy equivocado.
Debía correr el año 1995, yo cursaba segundo de BUP, tocaba estudiar Geografía e Historia, nuestro profesor en el IES Pere Ibarra, apodado "el amo del calabozo", Juan Fernández, decidió, por suerte, saltarse completamente el programa de aquel curso y prácticamente dedicar todos los esfuerzos de su clase a hacer madurar a aquellos adolescentes puñeteros.
Nos pusimos a trabajar en una campaña denominada “100 = 100.000”, un Instituto con 1.000 alumnos que se marcaba el objetivo de recaudar 100.000 pesetas. Había que comprar un ciclomotor para ayudar a un campesino en el Chad a través de una ONG, o algo así, que ahora no recuerdo. Recaudamos un millón de pesetas, la campaña fue un éxito, todos los que participamos en aquello nos sentíamos realmente orgullosos.
Fue un hecho aislado, sin mayor trascendencia en mi vida, no cambió mi forma de ver el mundo desde el YO individual.
Muchos años después, una noche en Flaherty's, David me dijo: "el año que viene nos vamos a Mongolia". El objetivo transportar una ambulancia para donarla y recaudar fondos para Christina Noble Children's Foundation (CNCF en adelante) parecía ser, en aquel momento entre cervezas, que esta fundación hacía algo con niños, sinceramente, en aquél momento me importaba la aventura de ir con un vehículo hasta Mongolia atravesando países raros.
Una vez llegamos a Ulán Bator tuvimos la fortuna de visitar el campamento de la CNFC. La encargada, cuyo nombre no recuerdo, quizás David ponga algún comentario al texto cuando lo lea, tiene más memoria que yo, nos comentó que durante una noche Christina Noble soñó que unos niños se incendiaban en Vietnam, al día siguiente buscó un vuelo y allá que se fue a ver qué ocurría, comenzaron así los campamentos de la fundación, esta mujer increíble se dedica a rescatar niños de la calle para darles una educación y alguna oportunidad en la vida, gente buena, sin más, como todos, que comenzó una tarea maravillosa por un simple sueño.
Es probable que a pequeña escala, ese fuese un momento de inflexión en mi vida, una pequeña epifanía, en aquél momento todo el trabajo de más de un año preparando aquél viaje cobraba una relevancia especial que quizás, reconozco, no había tenido durante mucho tiempo. Tras, descargar un montón de juguetes, hablar con la gente que gestionaba el campamento, conocer las historias de los niños que habitaban allí y que venían de las alcantarillas, junto al relato de la historia de Christina Noble, algo prendió en mí, una chispa en mi corazón quizás.
Tal vez, fuese solamente el conocido efecto Schindler, si me permitís la exageración o yo qué sé.
De esta guisa llegué hasta Aventureros Solidarios, un grupo de tarados maravillosos que pretendemos pasarlo bien y montar ruido alrededor de alguna causa que valga la pena. El año pasado en la primera edición de esa aventura divertida que organizamos "La Ruta de los Cabos" además de pasarlo muy bien y de visitar a Papa Noel, también nos permitimos el lujo de recaudar algo de dinero para las chicas de Granito de Arena, que han podido desarrollar algunos pequeños proyectos gracias a esa financiación.
Sin mayor ánimo que el informativo enlazo algunas fotos de los proyectos que se han llevado a cabo, quizás os parezca poca cosa, pero los sueños siempre empiezan con pequeños hitos. ¿Te animas a perseguir el sueño del YO universal?









P.D: Más información sobre los proyectos de Granito de Arena realizados gracias a Aventureros Solidarios:
Familia de MALANI Familia KARUNASENA Familia de JAYASEKARA Familia SAMPATH


P.D: Perdonad el rollo este del YO universal, no me quedé bien desde que leí “el Budismo no es lo que crees”.

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